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  • Written by Christopher A. Frilingos, Associate Professor in the Department of Religious Studies, Michigan State University

A medida que se acerca la Navidad, muchos cristianos reflexionarán acerca de la Natividad o nacimiento de Jesús.

La Biblia muestra dos versiones diferentes sobre este acontecimiento, contenidas en el Evangelio según San Mateo[1] y en el Evangelio según San Lucas[2]. El resto de su infancia se cuenta en el Nuevo Testamento, y revela detalles importantes.

Algunos cristianos, quizá, se pregunten hoy día qué ocurrió después.

Read more: How parenthood has changed the way I read ancient stories of Joseph and Mary's relationship with Jesus[3]

El Evangelio de la infancia de Tomás

Doy respuesta a esta pregunta en mi libro Jesús, María y José: problemas familiares en los Evangelios de la infancia[4].

El Evangelio de la infancia de Tomás[5] describe la niñez de Jesús. Se trata de una creación “extracanónica”, lo que significa que no puede ser encontrada en copias de la Biblia que pertenezcan a las ramas principales del cristianismo.

No es una fuente para acercarse al Jesús histórico, sino un escrito que revela el pensamiento cristiano primitivo. Fue leído de manera profusa por los antiguos cristianos, que copiaron las historias y las tradujeron a varios idiomas, entre los que se encuentran el griego, el latín, el sirio o el árabe, por nombrar algunos[6].

El Evangelio de la infancia de Tomás cuenta historias del Niño Jesús desde los cinco a los 12 años. El contenido de este evangelio podría contrariar a los cristianos modernos, que tienen una imagen de Jesús como un ser perfecto ya en su infancia.

El Niño Jesús realiza bendiciones, sanando a su hermano Jacobo, por ejemplo, que había sufrido la mordedura de una serpiente. Pero también se mete en problemas y se gana una mala reputación maldiciendo y haciendo daño a otros niños. Cuando un amigo llamado Zenón cae de un tejado y muere, sus padres acusan a Jesús de haberlo empujado.

Pero posteriormente, Jesús devuelve a la vida al muchacho y sus padres alaban a Dios y al joven salvador.

Jesús a los 12 años

Si los lectores se sienten confundidos por el comportamiento del Niño Jesús según se refleja en el Evangelio de la Infancia de Tomás, pueden sentirse comprendidos. Sus padres, María José, tampoco lo entienden.

El último capítulo del Evangelio de la infancia de Tomás es apenas un eco de la historia completa de la infancia de Jesús que cuenta el Nuevo Testamento. En el Evangelio según San Lucas[7] se revela que la Sagrada Familia está a punto de separarse. Jesús, que en ese momento tenía 12 años, viaja con sus padres a Jerusalén para celebrar la festividad de Pésaj (adaptación cristiana de una celebración judía). Al terminar, María y José vuelven a casa, no así Jesús.

Jesucristo a los 12 años El hallazgo del Salvador en el Templo, de William Holman Hunt. William Holman Hunt via Wikimedia Commons.[8]

Se queda en Jerusalén sin permiso. De vuelta a su hogar, María y José, repentinamente, se dan cuenta de que Jesús no está. Tras tres días de intensa búsqueda, encuentran al niño en el Templo de Jerusalén, enseñando y aprendiendo de los doctores. María reprendió a Jesús por haberles hecho pasar por un disgusto tan grande:

“Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando con gran angustia.”

A lo que Jesús contesta:

“¿Por qué me habéis estado buscando? ¿Acaso no sabíais que me era necesario estar en la casa de mi Padre?”

Jesús se encoge de hombros ante la preocupación de María y prácticamente ignora a José mientras habla de su Padre Divino. Sus palabras provocan una profunda desazón en María y José, que no son capaces de asimilar lo que su hijo les había dicho.

La oveja negra

Jesucristo a los 12 años El regreso de la Sagrada Familia tras la huida a Egipto, de Jacob Jordaens. Jacques Jordaens via Wikimedia Commons.[9]

Me temo que el elemento que más hará pensar a los lectores modernos será el fracaso de María y José a la hora de entender a Jesús. Me recuerda al libro de Andrew Solomon[10], Lejos del árbol: Historias de padres e hijos que han aprendido a quererse[11], que trata la problemática de la falta de entendimiento de padres e hijos a los que parecen separar profundas diferencias.

En uno de los capítulos, Solomon habla de las experiencias de padres de niños sordos. En otro, enumera los retos a los que se enfrentan las familias de niños nacidos con Síndrome de Down. El autor descubre a través del estudio de estos casos que existe “un profundo desconocimiento incluso de la relación humana más íntima”.

Sin embargo, tal y como observa Solomon, las diferencias pueden fortalecer los lazos en lugar de debilitarlos. Todo aquello que nos hace distintos empuja los límites de nuestro entendimiento, y eso no puede hacer otra cosa que enseñarnos a amar.

El capítulo en el que Solomon habla del Síndrome de Down me toca muy de cerca. Soy padre de dos niños, uno de ellos con esta enfermedad. Hay días, pocos, en los que todos los astros se alinean y sé exactamente qué debo hacer o decir como padre. La mayoría del tiempo no estoy seguro. A veces, me siento terriblemente confundido. Aun así, como Andrew Solomon, creo que el amor nace de todos estos momentos.

Quizá se pueda encontrar un mensaje parecido en las andanzas del Jesús de 12 años. ¿Es una “oveja negra”? Repletos de dudas tras lo ocurrido en Jerusalén, María, José y Jesús regresan a casa juntos. La familia no se muestra en la historia como una estructura claramente definida. No se basa en factores biológicos ni refleja ninguna norma, sino que es representada como la opción de permanecer unidos, pase lo que pase.

Esta Navidad, las historias más comentadas serán las del Niño Jesús, por lo que evite pensar en el Jesús de 12 años y en sus confundidos progenitores. Pero aunque no siempre lo entiendan, no dejan de amarlo.

Authors: Christopher A. Frilingos, Associate Professor in the Department of Religious Studies, Michigan State University

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Metropolitan republishes selected articles from The Conversation USA with permission

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